El tendedero

miércoles, 21 de abril de 2010

CUARTO PODER

Acciones colectivas


Argentina Casanova


Hace un tiempo se hablaba de la sociedad civil organizada, recién un nuevo término empieza a cobrar fuerza Acciones colectivas, como se denomina a la respuesta organizada de la sociedad mediante nuevos mecanismos alternativos de comunicación que buscan o procura un reclamo conjunto, no precisamente respaldado por las leyes –dado que en México no se admiten las denuncias colectivas- pero que de alguna forma sí tiene un peso moral o ético si se prefiere en el cual la sociedad o un grupo de ciudadanos reclama cuando se siente afectado por alguna acción pública, omisión o por negligencia. Incluso el reclamo va más en hacer denunciar y exponer la inconformidad ciudadana al tiempo que se exhibe la negligencia de la autoridade, empresa, organización o institución que ha incurrido en el daño.

Este es un mecanismo nuevo en nuestro país pero ya es impulsado desde algunas agrupaciones y ongs, incluso se alienta a que los ciudadanos denuncien sean o no afectados directamente, tal es el caso cuando se destruye una obra que era de beneficio colectivo, se daña el medio ambiente, se afecta el patrimonio cultural, así como un entorno.

Aquí es donde caben las acciones a las que los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho, pero también la responsabilidad de participar si es que quiere y pretende que las instituciones recuerden que autónomas o camerales se deben eminentemente a la ciudadanía que paga sus impuestos.

Durante mucho tiempo las instituciones o mejor dicho sus titulares tomaron decisiones al amparo de la apatía de los ciudadanos, confiados en que nadie diría nada, nadie protestaría, nadie cuestionaría una decisión vertical y jerárquica, pero las cosas han cambiado y aún hoy en un estado como Campeche donde la gente suele decir que “no pasa nada”, incluso aquí se han generado movimientos de acciones ciudadanas y de participación en activismo en distintos temas, prueba de esto es que en días pasados la sociedad campechana, estudiantil, ambientalistas, intelectuales, periodistas y otros fueron testigos de la dolorosa poda mutilación de la vegetación que tan hermosamente acompañaba la vida de la población de la ciudad, aunque se encontraba en los terrenos del campus universitario.

Esto generó una respuesta mediática, dirigida esencialmente a través de las redes sociales de internet como Facebok y Twitter, a través de las cuales se armó un grupo de gente campechana inconforme con tal acción. Esto es pues una acción colectiva que busca reclamar por un daño ya hecho, pero que merecía ser expuesto y denunciado. Aún más que demanda que como tal sea resarcido.

Mal haría la Universidad o quienes la dirigen en pretender que se puede o que es legal intentar coartar la libertad y el derecho de expresarse de la población estudiantil, máxime si se ha alentado y procurado durante tanto tiempo a que los estudiantes tengan conciencia ciudadana.

Ayer mismo en la sede universitaria, la ingeniero Bioquímico Ambiental, Gladys Pérez Cruz, Directora de la Facultad de Ciencias Químico Biológicas, desde luego de la UAC, recorrió los salones de la facultad para 'invitar' a los alumnos a no asistir a la protesta convocada por la ciudadanía para este día en la explanada universitaria. Hecha como un llamado solidario y justo con los estudiantes que son los primeros afectados, pero que es algo que compete a todos los campechanos.

Y es mucho menos decoroso pretender acallar las voces amenazando con “tomar medidas de represalia”, tal actitud además de retrógrada y cobarde supone el reconocimiento de un grave error como fue la destrucción de las zonas verdes de la Universidad, ya hecho el daño lo menos que se puede esperar de los o las responsables es valor, entereza, honestidad y valor enseñanza básica a la juventud, no se puede predicar con la palabra sin demostrar con los hechos que por principio hay que “hacerse responsable de los errores que se cometen”, y no pretender acallar a quienes lo denuncian, eso es además de vil y cobarde, deshonesto y la peor de las enseñanzas.

Confiamos en que la Universidad, como “casa de conocimiento” reconozca el derecho a expresarse de los jóvenes, el de la ciudadanía a protestar y el de todo el pueblo campechano que ha mostrado su inconformidad con esa medida. Frente a lo hecho, valor, pero sobre todo decoro mínimo que se espera de una casa de estudios y de quienes están al frente de la institución para asumir la responsabilidad de los actos, pero también para reconocer el derecho ciudadano a emprender una acción colectiva.

Hacer lo contrario, pretender acallar un reclamo ciudadano es intolerante digno de la peor de las sociedades o de aquellas que ejercen de manera dictatorial, de las que violan los derechos ciudadanos, de las que pisotean el principio fundamental de la humanidad: expresarse.

El resto lo tienen en sus manos los ciudadanos, ellos decidirán libremente si concurrir a expresarse y demostrar si hay conciencia ciudadana para demandar y reclamar por el daño causado a las zonas verdes de la ciudad y que afectan a toda la ciudadanía por el incremento en las temperaturas por la escasez de árboles.

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