El tendedero

jueves, 10 de febrero de 2011

Sadome e italia

Por Argentina Casanova.
Si fuera apocalíptica y fanática juraría que lo que se vive hoy día es ni más ni menos lo que anunciaba el profeta Nostradamus cuando hablaba de la ciudad equiparada a una prostituta montada sobre una bestia, figura que aparece en relatos biblícos y en otros libros futuristas. Ni más ni menos que lo que Italia vive hoy con Berlusconi y la infame complicidad de algunos sectores de la Iglesia, quizá los mismos que pretendieron acallar las voces que protestaron por el silencio frente a Maciel. Pero la realidad es demasiado grande.

Ahora después de todos esos desaciertos, en un reportaje publicado por el diario El país, se cita la declaración de Andrea Tornielli, teólogo afín al Opus Dei, para referirse al escándalo que hoy día involucra a la Iglesia y al propio Berlusconi: “"Mejor un putero que hace buenas leyes que un notable catolicísimo que promulga normas contrarias a la Iglesia"
Esa frase sintetiza la opinión de las personas, no de la institución ciertamente, pero pretende justificar los abusos en los que ha incurrido el primer ministro italiano, que incluye claro la prostitución de una joven menor de edad, hecho por el cual hoy se mece su gobierno pero él simplemente se aferra y confronta con el cinismo.
En eso se parece mucho Italia a México, no es en balde que ambos países se disputen los primeros lugares en corrupción, en influencia clerical y por supuesto en locuras desmedidas que caracterizan a los hombres y mujeres con poder. Sólo basta repasar un poco lo que ha hecho el ministro en el país italiano para darse cuenta de los excesos que lo caracterizan y caricaturizan.
Lo peor es el papel que juega ahí la Iglesia, de por sí golpeada por los escándalos de pederastia, ahora se suma la intransigencia y vergonzosa actitud que han asumido en el resto del mundo frente a otras situaciones humanas como la homosexualidad y la interrupción del embarazo, amén de las posturas recalcitrantes frente a la emancipación de la mujer.
Los riesgos no son para los creyentes, por supuesto que no, la gente de cualquier religión sin fanatismos, ha ido adaptando su vida y llevando “a su manera” su religión, sin preocuparse porque se condenen o no algunos pecados, sin tomarse muy en serio que los excomulguen, son pocos los que toman a pie juntillas y con temores las palabras y discursos dichos desde la iglesia, la mayoría elige vivir su fe según sus posibilidades humanas y respetando los principios fundamentales. Lo malo es la fuerza política que los mismos jerarcas han pretendido detentar manipulando, chantajeando y negociando con la advertencia de dar o quitar el apoyo a un político si no hacen lo que se les pide.
Ahí tenemos la caricatura de todos los presidentes que han ido al Vaticano y no porque ir al Vaticano sea una caricatura, para nada, merece todo el respeto la fe. Lo que sí es una burla es que los políticos lo hagan con fines electoreros…como casarse por la iglesia, como pedir anulaciones de bodas anteriores, como acudir por la bendición en tiempos electorales y lo peor es que se presten a ese circo cuyo único fin consiste en obtener el poder por el poder para seguir sangrando al pueblo de los países.
Apenas hoy precisamente un Obispo en Perú lanzó maldiciones contra los homosexuales a quienes maldijo por ser contrarios a los designios de Dios, pero también les dijo “maricones”, palabras que no recuerdan en nada al amor que Jesús pregonó en la tierra.
Pero casualmente, en medio de esa crisis de la fe, falleció el obispo Samuel Ruiz, un hombre a quien la Iglesia casi desconoció cuando decidió involucrarse pública y abiertamente como mediador en el conflicto de 1994 cuando un grupo de hombres y mujeres de las etnias de esa región se alzaron en armas.
Pero a Samuel lo quería la gente, lo respetaban los intelectuales y era apreciado por otros religiosos que reconocieron en él un hombre con temple y vocación, que no pasó su vida sin hacer algo por el amor que Cristo profesó a todas las personas.
Porque, volviendo a la frase de Andrea Tornielli, unas leyes que sean benéficas para la Iglesia, no necesariamente son buenas para todas las personas, quizá signifiquen cosas positivas para quienes practican la misma fe, pero no todos en el mundo ni en el país, ni en el estado profesan una sola fe.
Si los principios de quienes impulsan y apoyan a los grupos más conservadores pretende en lo público y en la apariencia, tal como Berlusconi yendo a misa, demostrar que se practica una religión, eso no significa para nada que respeten la vida, ni las personas, y mucho menos después de que se ha demostrado que esos hombres son precisamente los que más daño causan a niños y niñas con la explotación, venta y esclavitud, o mejor aún como en México son los mismos los que condenan la interrupción del embarzo los que no les duele para nada la conciencia cuando especulan con la riqueza, la roban, explotan a los trabajadores y encierran a sus empleadas que mueren carbonizadas.
Son los mismos gobernantes que dejan que los niños y niñas mueran quemados en una guardería, y no se responsabilice a nadie por la corrupción que ahoga; son las mismas personas que sin ningún reparo explotaban a chicas menores de edad a las que mantenían encerradas en departamentos en Italia, porque esas personas son iguales en cualquier parte del mundo: en México, en Italia, en Perú, en Estados Unidos, son los que protegieron y solaparon la pederastia, el abuso y tantos vergonzosos actos de Maciel.
Sodoma está en todas partes, en cualquier lugar, incluyendo a Italia y no depende de una iglesia o de otra, depende de las personas que se prestan y que justifican en aras de “obtener leyes justas para su Iglesia” que mueran miles, que se exploten a tantas, siempre que las cosas estén bien para las jerarquías.
No sé, pero lo que es yo prefiero condenarme en el infierno prometido, que ser parte de la Sodoma que viola los derechos de tantas personas hoy día en esta vida.

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