QUINTO
PODER
La
necesaria visión en la Reforma policial
Argentina
Casanova
Cuando se
habla de la reforma policial en México, se incluye la “perspectiva de género”
como un eje transversal para la inclusión de las mujeres en los cuerpos
policiacos y la relación con acciones de prevención, sin llegar a tener la
mirada que considere y reconozca la problemática de violencia contra las
mujeres en la sociedad mexicana, la gran mayoría de las veces, vinculada y
ejecutada desde las propias instituciones con la omisión en la atención o con
las acciones directas de agresión contra las mujeres y niñas en la sociedad
mexicana.
Foto: Cimac, César Martínez López. |
Si ya de
por sí la profesionalización policial es una deuda con la ciudadanía, urgente
es que no se mire a las corporaciones como enemigas de la sociedad, sino como
aliadas de la protección y pieza fundamental que garantice la protección de los
derechos humanos, y esta visión debe estar inserta en la Reforma Policial para
la seguridad ciudadana.
Hay que
reconocer que la salida de elementos policiales de las instituciones o una
migración hacia las actividades ilícitas, públicamente difundidas contribuyeron
a deteriorar la imagen y la relación con la sociedad. Armamos, capacitamos a
elementos y fuerzas que se volvieron contra la sociedad.
Los buenos
policías –si los hubo, y los que hay- fueron quedando en el olvido. La imagen
de un niño manifestando admiración por un policía se perdió, en su ligar creció
la desconfianza y el miedo. La confianza de las mujeres también ser perdió y en
su lugar quedó muchas veces el miedo.
Desde los
derechos humanos, entre ellos el de la seguridad ciudadana, es impostergable cambiar
las condiciones de los policías que se quedaron, emprender la reforma policial
a fondo y desde una perspectiva ciudadana que garantice el pleno respeto a la
ciudadanía, de mujeres y hombres,
Una
sociedad no debe tener como ideal más policías, ni más armados, ni más
entrenados, una sociedad debe tener respuesta a la causa de la desigualdad
social, la pobreza, la corrupción y el abuso, es el único camino a la
seguridad.
Es
urgente revisar en los esquemas de trabajo de la policía conceptos
fundamentales en sus formas de reacción, organización y ejecución de operativos
que reconozcan que nadie nace delincuente, en cambio debido a la corrupción, la
impunidad, la pobreza derivada del robo y saqueo histórico a manos de
servidores públicos en todo el país, la marginación se agudizó y algunas
personas nacen en entornos sin oportunidades.
Junto a
esto, la policía está obligada a repensar y revisar sus acciones y reconocer
que actúa bajo la premisa de la criminalización de juventudes, la criminalización
de la pobreza (se detiene a los que roban un kilo de frijol en el super, pero la
sociedad observa que no hay justicia y se hace caso omiso de las denuncias de
venta de drogas en algunas colonias en las que las células del narcotráfico opera
libremente y a gran escala en las carreteras.
La peor
parte es el desinterés de los jefes policiacos por los derechos humanos,
especialmente de las mujeres, poca respuesta para capacitar a elementos en la
preservación de las escenas de crimen, cadena de custodia y los protocolos de
investigación en delitos cometidos contra las mujeres (feminicidios, violencia
sexual y violencia familiar).
Sin una
generalización, es inocultable el hecho que se han cometido violaciones contra
mujeres y jóvenes por parte de elementos policiacos. En Campeche se han
documentado casos gravísimos de violaciones tumultuarias en años anteriores y
otros no denunciados por miedo de las víctimas.
En
cambio, en algunas comunidades rurales las mujeres identifican como un posible
aliado al policía de la comunidad en casos de requerir ayuda por violencia
familiar.
Es por
demás, la presencia y participación de las mujeres es fundamental en el diseño
de la reforma policial, y en general de toda política pública.
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