El tendedero

viernes, 12 de marzo de 2010

CUARTO PODER

Esa cosa llamada “equidad de género”

Argentina Casanova

“Conseguir la equidad de género es parte de la misión de la organización de las Naciones Unidas,

Ban Ki-monn, secretario general de la ONU.



Qué será eso de la “equidad de género” que el secretario general de la ONU, Ban Ki-monn sale y pronuncia un discurso que procuran difundir en todo el mundo, además de hacer énfasis en sus objetivos, lo que se pretende y los compromisos que han asumido los países participantes en las cumbres de Beijing hace 15 años, cuando los gobiernos se comprometieron a promover la equidad, el desarrollo y la paz para todas las mujeres del mundo.

La igualdad de derechos y de oportunidades entre los géneros significa progreso para todas las personas, pero no en lo que se refiere a “cuotas políticas” exclusivamente, o no en lo que se hace desde las instituciones de las Mujeres en el país, en el estado o en otros países a través de las Secretarías de la Equidad.

¿Porqué Uruguay, que es un país de apenas 6 millones de habitantes sus funcionarias se presentan en un evento de Prevención de la Violencia hacia las Mujeres y las Niñas para literalmente “presumir” que el logo del Gobierno ya incluye a una imagen femenina? Algo propuesto desde la Secretaría de la Equidad.

Y siguiendo con esas dudas podríamos preguntarnos también qué supone la “equidad de género” en materia de elaboración de presupuestos públicos, políticas públicas, programas de salud, trabajo, economía, derechos laborales, migración, educación, cultura, política. La respuesta no es sencilla pero tampoco complicada. La respuesta estriba sobre todo en la capacidad de quien escucha o lee a ponerse unos lentes que le permitan comprender todo desde la óptica de la perspectiva de género. Claro, entendiendo el género como una categoría de análisis para estudiar las relaciones entre las mujeres y los hombres, que considera diferencias biológicas que a lo largo de la historia han influido en generar diferencias de tipo social y cultural en detrimento de las mujeres.

No se puede sintetizar en unos párrafos todo lo que se puede decir del tema, pero sí bastan unas cuantas líneas para reconocer que, el esfuerzo de las mujeres y los hombres por una sociedad equitativa se topa de frente con mujeres y hombres que no están dispuestos a aceptar que históricamente se ha acumulado diferencias que se agudizaron con modelos económicos que dan prioridad al trabajo que produce una ganancia, en tanto que el de aquellos que no generan un ingreso fue devaluado.

Los estudios van a la etapa primitiva desde cuando las mujeres eran recolectoras de frutos y semillas mientras que los hombres se reunían en grupos para la caza, ellas lo hacían de tal forma que podían cargar o sostener con una mano a su hijo, mientras que con la otra laboraban. Y entonces las cosas cambiaron dentro de algunas culturas que al pasar el tiempo concedieron más valor al que salía y desenvolviéndose en el espacio público obtenía ingresos, en tanto que –las mujeres- tradicionalmente conferidas al espacio privado del hogar tuvieron que aprender sólo actividades relacionadas con la casa, y el resto de la historia ya se sabe. Años para ser consideradas personas, por el derecho al voto, para poder acudir a una escuela, para elegir cuántos hijos tener, para decidir sobre la maternidad –aunque este punto sigue bajo el escrutinio de los patriarcas gobernantes o del sistema religioso imperante.

Si alguien se pregunta para qué sirva la equidad de género hoy día, conviene recordar que aún hoy en México se discute en lo público sobre el privado derecho de una mujer a decidir sobre su cuerpo, que aún hay estados en los que es más penado robar una vaca que violar a una mujer, que todos los días se ven notas de hombres que asesinaron a sus ex esposas, ex novias, ex amantes y todo porque no hay una sociedad capaz de proteger a las mujeres de los hombres que las violentan aún estando separados. Para aquellos que tienen en la boca la pronta respuesta de que es “porque ellas se lo aguantan”.

La equidad de género no es un tema más, es una óptica, un modelo de desarrollo que considera “equidad para ambos géneros”, considerando las diferencias biológicas, considerando además medidas de discriminación positiva que permita revertir la desigualdad histórica como la que viven las mujeres de los grupos étnicos, las mujeres que no tuvieron acceso a la educación, las que fueron victimizadas en la infancia, las que son explotadas, vendidas, traficadas, etc. Atendiendo las necesidades que se generan y procurando no crear sobre cargas a las mujeres que recibieron el derecho a laborar fuera de sus casas pero los hombres simplemente no se comprometieron a hacer su parte en el hogar.

Se refiere también al derecho que tienen las mujeres a elegir lo que quieren ser y hacer, rompiendo con los esquemas aprendidos como resultado de un conocimiento fundado en la lógica occidental.

Pensar que la equidad de género se trata de asistencialismo o que se limita a un aspecto es sesgar el alcance de este modelo que propone una mejor humanidad, la plenitud de ambos géneros, y más allá de que la causa sea el desconocimiento de lo que propone la equidad de género y lo que supone la perspectiva de género, el efecto adverso puede ser mayúsculo.

De lo que se trata es de sumar más mujeres y hombres a comprender que la equidad de género no buscar darle más a las mujeres, busca devolver a los hombres su derecho a vivir la paternidad de manera responsable, a replantearse una masculinidad libre de prejuicios, etiquetas, esquemas y normas estereotipadas, a tener una vida plena sin estigmas sociales eligiendo los roles que desee. A ser humano y libre, a encontrar otra manera de ser que él mismo puede descubrir, sin tener que ser el más fuerte, el más rudo, el proveedor, el que no llore, el que se aguante.

La equidad de género no supone quitarle a uno para darle a otro, sino que ambos géneros tengan la libertad de elegir lo que quieren ser con base en sus potencialidades y sin que uno sea el obstáculo del otro para su desarrollo.

Conforme se alcance revertir la desigualdad de las mujeres, entonces estaremos viviendo tiempos de equidad para hablar ya no de mujeres y hombres, sino de personas con potencialidades en iguales posibilidades de desarrollo. No es tan difícil. Lo que realmente cuesta trabajo es que algunos suelten ese poder que tienen bien agarrado en un sistema patriarcal en el que hasta las mujeres ejercen el poder mimetizando los roles masculinos, en esa falsa creencia de que el poder hay que ejercerlo copiando los modelos hasta hoy conocidos, resistiéndose a explorar nuevas formas y posibilidades de ejercer el poder desde una óptica femenina. Rompiendo los modelos conocidos, construyendo uno de “equidad”, rompiendo cánones aprendidos en sistemas patriarcales que incluso intentan ponernos sus discursos en la boca de manera sutil, porque esa gracia tienen, se reproducen a sí mismos en busca de perpetuarse.

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