El tendedero

miércoles, 23 de junio de 2010

La suave Patria seducida

CUARTO PODER

LA SUAVE PATRIA SEDUCIDA


Argentina Casanova

Bandera de México!
Legado de nuestros héroes,
Símbolo de la unidad
de nuestros padres
y de nuestros hermanos,
te prometemos ser siempre fieles
a los principios de libertad y justicia
que hacen de nuestra Patria,
la nación independiente,
humana y generosa,
a la que entregamos
nuestra existencia.



Nada tan subjetivo como el sentido patriótico. Lo mismo se exacerba con un partido de futbol, que se olvida rápidamente a pesar de la muerte de un joven mexicano en su propio territorio abatido a tiros por la policía Fronteriza de Estados Unidos. Si hoy le preguntamos a un joven mexicano ¿qué es la patria? Su respuesta va a ser muy variada, pero también hay un concepto abstracto construyéndose a fuerza de lo que no es o de lo que no ha sido para la generación “y”.

El mejor ejemplo lo tuve el fin de semana. No puedo dejar de admitir que me sorprendió escuchar a un grupo de jóvenes que a manera de protesta, molestos por lo que consideraban un hecho arbitrario contra sus derechos tuvieron el tino de “recitarle” en la cara a la fuerza pública y a las instituciones un pasaje patriótico para mí, ya casi olvidado.

Dejado en las aulas escolares escuché retumbar en un lugar donde se realizaba un concierto de rock, el Juramento a la Bandera, el cual he puesto como epígrafe y al leerlo de nuevo he recordado principios que son bellos, pero lejanos de la realidad mexicana. Máxime en estos momentos.

La conciencia de invocar un juramento a la bandera, justo cuando se siente que los derechos son violentados implica una conciencia que a pesar de no creer ni apostar que la tienen los más jóvenes, la tienen, al menos algún grupo y eso es motivo suficiente para creer que el país no transita en la inercia los difíciles momentos en los que la soberanía está en juego.

Sorprende pero alienta, y no porque el patriotismo sea la solución en medio de la crisis de identidad por la que atraviesa el país, no porque se pongan la “verde” o se sientan defraudados porque perdió la selección significa que entienden y viven el concepto de la Patria o de la nación, más la creo para ese puñado de jóvenes inquietos, ávidos de música alternativa que saben invocar a un juramento para decirle a la autoridad que no están de acuerdo, que saben que lo que pretenden hacer es incorrecto, que se acepta la fuerza del garrote y la intimidación de policías armados irrumpiendo un concierto de rock o rodeándolo como ocurrió en el Festival de Rock dentro del Festival del Centro Histórico en diciembre pasado. No, no es un concierto o una banda lo que está en juego. Los jóvenes lo saben, es su derecho a escuchar la música que eligen, a asistir al lugar que prefieren y a reunirse libremente donde han elegido.

Saben que se pisotean esos principios que se recitan en el Juramento a la Bandera, como sabemos los ciudadanos que a diario se mancilla todo lo que se enarbola en apariencia. Todo lo que se pondera con la celebración de un Bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución.

Se agrieta la realidad por el cristal de lo cotidiano, por un país de gente que sabe que tiene que vivir a la defensa de sus derechos para que no se los pisoteen, sobre todo el derecho a la vida en una guerra sin cuartel en la frontera Norte.

Se pelea como los guerreros prehispánicos, como aztecas o mayas que nunca se dieron por vencidos, aún a sabiendas de que el enemigo ya había avanzado, que ya no había nada qué hacer. Pero se peleaba frente al adversario más fuerte con la fuerza del golpe y cuando ya no quedó esa quedó la palabra; como hoy para los jóvenes, como lo fue para Carlos Monsiváis a quien los mexicanos despidieron con un grito “en la lucha de la gente, Monsiváis Presente” lo que le dio ser el escritor más querido por los “de abajo”.

La suave Patria, ya no es tan suave para los mexicanos. Es dura, es cruel para los que han visto morir a sus hijos a manos del Ejército. Es cruel para los que no tienen un trabajo y se esfuerzan por sobrevivir ganando monedas mientras que a otros el dinero les fluye en abundancia por un sistema que garantiza y cuida que se mantengan las cosas como están, con esa desigualdad abismal entre extremadamente pobres e insultantemente millonarios.

No es casualidad que México tenga al 50% de su población en condiciones de pobreza, pero aquí esté el hombre más rico del mundo, y varios de los más ricos de América Latina.

La patria seducida por el entreguismo de un Gobierno que no ha sabido reclamar justicia para los mexicanos asesinados en la frontera, pero también para garantizar el bienestar en el territorio nacional.

Da igual si México pasaba o no con un triunfo en el fútbol, da igual porque nada iba a cambiar en el territorio. Las cosas no mejorarían y nadie iba a respetar más los derechos de los mexicanos. Así de simple.

No hay comentarios: