El tendedero

martes, 24 de agosto de 2010

La literatura como re-evolución

Argentina Casanova
Texto leído en el Encuentro de Escritores Jóvenes de MTY

Yo sé
que una vez se cae en esta pasión
y que se tiene un corazón de un peso respetable
no hay nada que hacer, don Quijote,
nada qué hacer;
hay que embestir a los molinos de viento
Nazim Hekmit, Don Quijote

No pretendo con esta intervención defender la existencia de la literatura como una forma de revolución alternativa, por principio porque creo que hay una literatura que implica desde mi concepción, la re-evolución. Louis Althuser (1976) apunta "a la función social del arte precisamente por su capacidad de interpelarnos como sujetos", sin por ello negar la existencia de otras formas, otras visiones estructuralistas que desestiman al sujeto y al momento histórico en el que se produce.
Yo me quedo con la visión que apunta a que el poema, la novela, el ensayo, el manifiesto o cualquier otro producto de la literatura, es por el solo hecho de ser un producto del lenguaje, social como la lengua misma. No nos alcanza contemplar el texto sólo como "artefacto" o "monumento", o bien entenderlo como permutación constante de otros textos, en un ensamblaje de signos lingüísticos. Creo, que si así fuera, el discurso literario no podría dialogar desde una temporalidad con otros discursos poéticos de otras personas, otras historias. "Necesitamos advertir las torsiones que sujetos históricos en culturas específicas le imprimen", sostiene Laura Scarano (2007)
Todo poema es social porque parte de la experiencia del autor, porque toma los elementos de una realidad, los símbolos para hilvanarse.
Así encuentro una re evolución en toda obra que plantea una noción, una perspectiva de la realidad, y no sólo un edificio cascarón, pieza excelsa de arquitectura, o una joya hecha con la minuciosa filigrana inútil, es edificio habitado, un tiene formas que somos capaces de reconocer como sujetos sociales. Hay en la literatura de México, como en la literatura universal obras con más alusión al momento social que vivían sus autores, obras que atienden al momento histórico en el que se crean, dialogan con ésta, y a la luz de la distancia nos permiten encontrar corrientes que identifican y caracterizan a humanidad en los aspectos más particulares, generadores de movimientos artísticos en la literatura, la pintura y la escultura, así como nuevas formas de expresión artística validadas posteriormente a su momento.
No es sino la literatura la que nos da la posibilidad de conocer el íntimo pensamiento, en una universal identificación que nos hace descubrir que todos y todas podemos descubrirnos un poco en la pasión de Madame Bovary, pasiones humanas en las que el contexto de realidad en el que transcurre aporta elementos para entender el pensamiento humano.
El estudio de la literatura como acto, no sólo como discurso, abre la posibilidad de mirar hacia la capacidad de la interpelación social del arte, hay en cada obra literaria el bajtiano "rumor de quienes han hablado antes las palabras", hay también datos de la raza, la edad, de los contextos y situaciones que rodean a los individuos, que si bien no abordados explícitamente en la literatura, están presentes e implícitos en su comprensión y aprehensión del lenguaje.
El arte es configurador de identidades culturales y como tal aproximarnos a la literatura entendiéndolo como tal, nos permite también entender a los pueblos, a las personas.
Si algo distingue la novela de la Revolución Mexicana, es que configura no sólo personajes aislados que se desenvuelven en escenarios identificables con la Revolución, nos da plasma desde personajes muy bien perfilados que desde lo particular esbozan un panorama del México de esos años. Lo mismo ha ocurrido en otros momentos históricos de otros países, en donde seguro es ocioso preguntarse si hay una relación íntima entre los principales sucesos que han marcado a los países europeos para generar un tipo de novela o poesía. Nadie se pregunta si la Revolución francesa tuvo o no una consecuencia en la literatura de ese país en esos años y mucho menos en la literatura universal.
En un salto hacia la actualidad, sabemos que el realismo dio a España una expresión durante y después de la guerra civil, como las invasiones a Europa oriental están latentes, ya como escenario, como argumento o simplemente como referencia para los personajes arrojados a una temporalidad en la que el pasado de guerra es una conciencia que los moldea.
Así, los movimientos políticos han encontrado un espejo en la literatura. En América Latina este tema cobra mayor relevancia, es imposible hablar de la guerra civil española sin la literatura de la posguerra que se ha escrito del tema, de la misma forma como las dictaduras latinoamericanas sin la novela de los dictadores, o de los golpes de estado desde un realismo mágico que a la manera de una propia visión de la irreal realidad de nuestros países se entretejen historias hilarantes en las que todo lo real parece ficción y viceversa.
Lo que se describe en las novelas de las ciudades latinoamericanas no es literal pero podría ser cualquier o ninguna, pero en su irrealidad dibujan la cotidiana existencia de personajes que preñados de infelicidad, frustración, tristezas o sueños viven el diario y lo cotidiano de muchos pueblos casi fantasmales de nuestro territorio.
La conciencia es también poesía, en La suave patria de Ramón López Velarde, poeta en el que canta en un esplendido verso que no diezma su belleza por el tema.
Hay en la grandeza de Pedro Paramo una realidad fantasmal traspasada a la literatura, en un cacique patriarcal que al morir se lleva a la muerte al pueblo que gobernaba, en un símil catastrófico con los pueblos mexicanos en donde aún hoy se viven los cacicazgos sin el asomo de la sorpresa porque son parte del escenario y de la realidad más irreal. También otra es la forma, la referencia de las particularidades de las historias de formación, de aprendizaje, de enseñanza, de amor y tragedia, de dolor que se punza y como un tejido se mezcla con la historia, con la memoria, con el pasado que es también el presente como sucede en el cuento de Elena Garro, La culpa es de los tlaxcaltecas.
En Cartucho, Nelli Campobello reconstruye una historia social a partir de una visión femenina y personal desde la que ofrece, cito a Laura Cáceres en La revolución en clave de mujer, "una postura ideológica crítica al sistema de su época".
Cázares expone que "el beneficio real de cualquier individuo al contar su pasado o confeccionar una interpretación de él, resulta ser el entendimiento de su propia vida, además, en la construcción del discurso que crea para sí mismo y para los otros, se libera de lo transitado, sepultando culpas, y edifica un relato que le permite "entender" o explicarse su propio hacer en el mundo y su circunstancia.
La literatura no busca transformar la realidad, pero sí cambia la mirada con la que se ve en los lectores, no busca o pretende la trascendencia es por sí misma su razón de ser, una referencia -insisto- de la realidad de los autores, un momento representado en su literatura que significa a partir de la conciencia de lo que se vive. Antonio Gamoneda expone que: "sin noción del tiempo, no es posible la temporalización del discurso poético, más aún no es posible la memoria (no es posible la memoria histórico-biográfica ni la específicamente poética), y, sin memoria, es impensable la composición artístico-poética.
Hay algo en Comala, en Santa Elena, en Macondo como en cualquier pueblo de nuestros países latinoamericanos, algo tienen que se perfila con precisión en la óptica de los autores que retratan así momentos históricos de sus proximidades, que forjan su memoria histórica e influye en sus visiones donde la experiencia forja la noción.
Los signos verbales no son de otro planeta, son usados pues por personas que las utilizan con un sentido específico y con significados dentro de la historia de una cultura. La historia no transcurre por un lado y el arte literario por otro, sin tocarse, sin mezclarse viviendo fatalmente incomunicados.
El poeta social español, José Hierro, en la posguerra española afirmó en 1962 que la poesía dice y hace, "la poesía es comunicación de mis experiencias y también una foma de conocimiento personal (...), expresión y conocimiento propio, pero luego compartido con el lector, y en ese sentido comunicación.
Por la otra parte, ninguna lectura es inocente, está sujeta a los códigos lingüísticos y culturales del lector.
Paolo Farri (1999, El giro semiótico, Barcelona) sostiene que los textos literarios no son solo representaciones mentales o conceptuales, sino que son provocadores de actos que modifican al mismo tiempo a quien los produce y quien los recibe. Y yo asumo que la literatura es un acto de conciencia y conocimiento, es comunicación de la experiencia, de lo que se vive y lo que trastoca la realidad cotidiana.


II

Grietas, una revolución a pluma armada

Sin más pretensión que la de ser un espacio de difusión para los dispuestos a publicar en este espacio que se enuncia a sí mismo como "pasquín literario" en su evocación romántica más llana, en una alianza entre poetas y narradores del Sureste se creó hace 7 semanas Grietas.
De este proyecto, emprendido a vuelo virtual de sus colaboradores, Adán Echeverría expone toda su intención irónica y mordaz razón de su existencia: "Nace debido a la enajenación existente de los lectores, autores, sociedad toda. Como una intención de protesta, un juego macabro de la burla, por el sistema político tan vilipendiado que todo mundo reconoce en las charlas de café, pero que pocos se animan a asumir desde la letra. Su objetivo primordial es Hacer del panfleto arte.
El segundo objetivo tiene que ver con reconocer precisamente esas charlas de café, que los puritanos desprecian, pero que son parte de una memoria colectiva. Todos el país tienen una opinión política. Grietas busca darles el espacio. Formado en tan solo una hoja tamaño carta por ambas caras pretende presentar una imagen de un artista visual, un comentario (que no requiera mas citas que las que el autor tenga a la mano -o a la lengua-) de dos cuartillas y media, y un poema.
Grietas pretende ser vehículo. Espacio. Apoyo. Grietas esta condenado, nacio en junio del 2010, para morir el miércoles después de las fatídicas elecciones presidenciales del 2012.”, hasta ahí señala Adan Echeverría.

Este pasquín ha presentado a lo largo de varias semanas en una clara intención de ligar el momento histórico de celebración caótica de un bicentenario y centenario como una obra de teatro cuyo escenario de fondo es el de un campo de guerra con 28 mil ejecuciones en los últimos tres años, en 998 enfrentamientos diarios, es decir casi uno por día. Un momento histórico en el que es imposible que no toque a sus individuos. No es el México que nos trastoque la existencia para quienes vivimos en un Sur donde las cifras de ejecuciones no son las del Norte, en un país colapsado y dividido, del que sabemos por el temor que asalta a la vida cotidiana de las familias de ciudades donde el miedo se vuelve algo cotidiano.
El proyecto está ahí, como un espacio para quienes escriban de estos temas con la conciencia y la voluntad, con la noción de que es una irónica representación del panfleto que en otros tiempos sirvió a los escenarios revolucionarios. En la Revolución a palabra armada.

No hay comentarios: