El tendedero

jueves, 10 de febrero de 2011

Feminicidio

Por Argentina Casanova.

Se denomina violencia feminicida a toda acción u omisión que constituye la forma extrema de violencia contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos y que puede culminar en homicidio u otras formas de muerte violenta de mujeres.

En el estado de Campeche, contabilizados de manera simple, en lo que va de este año se han registrado 6 homicidios de mujeres, que, por sus características, condiciones, relaciones entre el agresor y la víctima pueden ser considerados como “feminicidios”. Aunque la palabra remite a la mayoría de las personas a las “muertas de Juárez”, lo cierto es también están ocurriendo en el estado, al menos en lo que en el sentido más estricto se refiere y considera desde la teoría feminista como feminicidio.



Por principio, Marcela Lagarde, teórica feminista mexicana propuso el uso de la voz “feminicidio” para denominar así al conjunto de hechos de lesa humanidad que contienen los crímenes y las desapariciones de mujeres.

El feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres, tales como los usos y costumbres que alientan y permiten la discriminación de las mujeres y niñas.

“En el feminicidio concurren en tiempo y espacio, daños contra mujeres realizados por conocidos y desconocidos, por violentos, violadores y asesinos individuales y grupales, ocasionales o profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas. No todos los crímenes son concertados o realizados por asesinos seriales: los hay seriales e individuales, algunos son cometidos por conocidos: parejas, parientes, novios, esposos, acompañantes, familiares, visitas, colegas y compañeros de trabajo; también son perpetrados por desconocidos y anónimos, y por grupos de delincuentes ligados a modos de vida violentos y criminales”, esto con base en el documento del Acuerdo para la creación de la Junta de coordinación política, por el que se crea una comisión especial para conocer para conocer y dar seguimiento a las investigaciones relacionadas con los feminicidios.

Para que sea considerado un feminicidio, es preciso que el asesinato haya sido cometido bajo un contexto en el que las mujeres “son usables, prescindibles, maltratables y desechables. Y, desde luego, todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres”.

Hay feminicidio cuando el Estado no da garantías a las mujeres y no crea condiciones de seguridad para sus vidas en la comunidad, en la casa, ni en los espacios de trabajo de tránsito o de esparcimiento, cita el propio documento, “más aún, cuando las autoridades no realizan con eficiencia sus funciones. Por eso el feminicidio es un crimen de Estado”.

Para que se dé el feminicidio concurren de manera criminal, el silencio, la omisión, la negligencia y la colusión de autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes, esto se traduce en colonias, unidades habitacionales, calles y parques que se convierten en espacios de riesgo para las mujeres, espacios públicos que las mujeres han dejado de frecuentar o que representan un peligro para su integridad por exponerse a “manoseos”, insultos, acosos y por último y más grave los homicidios.

Los nombres están ahí, se han publicado en el estado en notas informativas, las más recientes se tienen tal vez más fresco en la memoria por su condición tan grave y que produce miedo, enojo, frustración y coraje en las mujeres que leen la noticia con la conciencia de que otras mujeres y niñas pueden estar expuestas a sufrir lo mismo.

También obliga a pensar en el sufrimiento de la menor, en la alevosía, en la ventaja que nos preguntamos si serán considerados a la hora de juzgarlo, si se le juzgará por violación y homicidio pues no está tipificado en el estado la figura del “feminicidio” a pesar de que está ocurriendo.

Para algunas personas en el estado de Campeche no hay feminicidios, se cree que el homicidio de una mujer a manos de su compañero no lo es, que una niña aterrorizada sea acuchillada con suma crueldad y la comunidad con las autoridades no puedan intervenir sino hasta que el asesinato ya se ha cometido, se piensa que el que una mujer de la tercera edad sea asesinada y no haya ningún responsable eso no es feminicidio, como también se ignora que la omisión en la atención oportuna y efectiva para prevenir las muertes maternas y/o la muerte de una mujer que se practica un aborto en condiciones seguras deriva en la muerte no es una forma de feminicidio alentada desde el propio Estado por no tener la capacidad de garantizar la vida y las condiciones de seguridad a las mujeres y las niñas.

Campeche ocupa junto a otros seis estados los primeros lugares en niñas y adolescentes que se identifican a sí mismas como violentadas, esto con base en la información de la Secretaría de Seguridad Nacional.

Pero también hay que considerar que los asesinatos y violaciones están ligadas a la falta de espacios seguros para las niñas por madres trabajadoras, sensibilidad en guarderías y estancias, escuelas con horarios que exponen a las niñas y adolescentes al no ofrecerles transporte y otros beneficios.

La realidad nos exige considerar la tipificación del feminicidio, al menos como medida para desalentar los homicidios de mujeres a manos de sus familiares y/o en las condiciones que suponen intencionalildad de causarles daño por su condición de mujeres. Tienen nombre, tienen rostro y son feminicidios, aunque aparezcan en los diarios como otro caso de “sujeto que asesina a su amasia” o títulos parecidos.

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