El tendedero

miércoles, 10 de julio de 2013

Construyendo ciudadanía: Alerta de Género en Chiapas

QUINTO PODER

Argentina Casanova

Construir ciudadanía no es tarea fácil, el esquema del Estado moderno aunque sustentado en un aparente modelo “Neo Liberal”, se ha quedado exclusivamente con la parte de “Neo” y olvidó la postura liberal en materia de derechos individuales y garantías, el ejercicio de los derechos desde la ciudadanía dejando camino a un Estado en el que estos son tutelados libremente por quienes son elegidos mediante procesos democráticos.
El principio de las libertades individuales, la libertad de prensa, la libertad de asociación que surgen del estado liberal son pieza fundamental de la construcción de esa ciudadanía plena, en tanto que las  democracias modernas nos han convencido de entregar nuestras voluntades a nuestros representantes y dejar que sean ellos y ellas quienes decidan por todas las personas, menospreciando en nombre del interés colectivo las formas de incidencia y participación, y eso ha traído graves consecuencias en sociedades como la nuestra, en donde se raya en la apatía y el desinterés.
Al punto que quien se atreve a confrontar o tener una opinión diferente a lo que el Estado democrático dispone entonces se está “fuera de la norma”, sin embargo poco a poco la sociedad ha ido empujando a través de organizaciones y en participación para suplir la inacción institucional que desatiende la realidad. Esto aplica en el caso de la declarada Alerta de Género ciudadana, declara por organizaciones de mujeres en el estado de Chiapas, ante el creciente número de feminicidios.
Construir ciudadanía, incidencia y trabajo en lo que hoy se denomina como “modelos participativos” es más que una respuesta, es inevitable y parte del estado moderno si en verdad se busca el adelgazamiento del Estado paternalista, si no, lo que tenemos es un discurso contradictorio y hueco en el estado moderno.
El estado paternalista, que no ausencia ni sustitución de la responsabilidad del Estado, claro está, porque tiende a confundirse a su favor dejando de intervenir y de hacer lo que le toca, con los temas y las empresas que les conviene. De ahí que incluso proyectos que tengan un carácter de participación abierta tiendan a ser mal vistos por la sociedad, como ha ocurrido con la Cruzada contra el Hambre, que terminó por ser criticada por la intervención de particulares que solo representan intereses de trasnacionales a las que nada les importa el bienestar y la alimentación de la población mexicana. Hablamos claro de un estado paternalista que ha centralizado y ha propiciado la dependencia de la ciudadanía, e incluso ha ido más allá con el debilitamiento del ejercicio ciudadano y de la sociedad civil organizada mediante candados y restricciones administrativas a la intervención y participación ciudadana.
No es casualidad que los temas fundamentales de los derechos humanos de las mujeres como el derecho a decidir en su maternidad y su sexualidad sean relativos a las libertades individuales que deben estar por encima de las hipócritas posturas que asumen las y los representantes ciudadanos electos mediante “procesos democrático” que, una vez en el cargo, repreentan los intereses de sus partidos o los que a conveniencia juzgan necesarios para tener una “opinión pública” favorable. Que en realidad no es sino la postura de una masa desinformada y sin educación. La tiranía de las masas a la que tanto temor le han tenido desde las posturas liberales.
Un ejemplo de esto es cómo la ciudadanía ha sido convencida de que por su propio bien debe permitir y alentar la tortura, debe aceptar los retenes “por su propio bien”, vetar o no dar entrada a iniciativas de ley urgentes y que se ajustan a la realidad social de todas las personas y que representan “actos de conciencia” en los que ni el Estado ni el resto de la sociedad tendría que intervenir, pues a la inversa se convierte exactamente en una tiranía injusta. De tal forma que una ley para permitir las sociedades de convivencia o de Interrupción Legal del Embarazo, para nada significa que se obligue a todas las personas, sino que garantiza el uso de su derecho de libertad de conciencia para quienes deseen hacer uso de estas leyes.
Por eso la construcción de la ciudadanía es tan importante, el pleno ejercicio ciudadano para las mujeres representa conocer aspectos que muchas veces desconocemos como es el acceso a la justicia, el derecho a las libertad, a la realización profesional y fundamentalmente a la vida, aspecto que se está poniendo en riesgo en aquellas entidades en donde las instituciones se niegan a admitir la necesidad de aplicar las disposiciones que la misma Ley ya faculta en la Alerta de Género para  aplicar medidas emergentes frente a los feminicidios. En respuesta la institución se niega, se resiste incluso a sentencias, por su parte la ciudadanía da una respuesta efectiva y pronta como lo ha demostrado en Chiapas, con la declaración de la Alerta de Género Ciudadana que emitió un grupo de mujeres organizadas.
No es fácil, pero recuperar y ejercer el poder ciudadano implica la conciencia, el conocimiento y el fortalecimiento de las habilidades de sus actores y actoras, la profesionalización de las organizaciones ciudadanas, pero sobre todo que el Estado Mexicano aprenda a trabajar en los nuevos escenarios con una sociedad capaz del diálogo y la negociación para incidir en la forma de hacer Gobierno.





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