QUINTO PODER
Argentina Casanova
Construir ciudadanía no es tarea
fácil, el esquema del Estado moderno aunque sustentado en un aparente modelo
“Neo Liberal”, se ha quedado exclusivamente con la parte de “Neo” y olvidó la
postura liberal en materia de derechos individuales y garantías, el ejercicio
de los derechos desde la ciudadanía dejando camino a un Estado en el que estos
son tutelados libremente por quienes son elegidos mediante procesos
democráticos.
El principio de las libertades
individuales, la libertad de prensa, la libertad de asociación que surgen del
estado liberal son pieza fundamental de la construcción de esa ciudadanía
plena, en tanto que las democracias
modernas nos han convencido de entregar nuestras voluntades a nuestros
representantes y dejar que sean ellos y ellas quienes decidan por todas las
personas, menospreciando en nombre del interés colectivo las formas de
incidencia y participación, y eso ha traído graves consecuencias en sociedades
como la nuestra, en donde se raya en la apatía y el desinterés.
Al punto que quien se atreve a
confrontar o tener una opinión diferente a lo que el Estado democrático dispone
entonces se está “fuera de la norma”, sin embargo poco a poco la sociedad ha
ido empujando a través de organizaciones y en participación para suplir la
inacción institucional que desatiende la realidad. Esto aplica en el caso de la
declarada Alerta de Género ciudadana, declara por organizaciones de mujeres en
el estado de Chiapas, ante el creciente número de feminicidios.
Construir ciudadanía, incidencia
y trabajo en lo que hoy se denomina como “modelos participativos” es más que
una respuesta, es inevitable y parte del estado moderno si en verdad se busca
el adelgazamiento del Estado paternalista, si no, lo que tenemos es un discurso
contradictorio y hueco en el estado moderno.
El estado paternalista, que no
ausencia ni sustitución de la responsabilidad del Estado, claro está, porque
tiende a confundirse a su favor dejando de intervenir y de hacer lo que le
toca, con los temas y las empresas que les conviene. De ahí que incluso
proyectos que tengan un carácter de participación abierta tiendan a ser mal
vistos por la sociedad, como ha ocurrido con la Cruzada contra el Hambre, que
terminó por ser criticada por la intervención de particulares que solo
representan intereses de trasnacionales a las que nada les importa el bienestar
y la alimentación de la población mexicana. Hablamos claro de un estado
paternalista que ha centralizado y ha propiciado la dependencia de la
ciudadanía, e incluso ha ido más allá con el debilitamiento del ejercicio
ciudadano y de la sociedad civil organizada mediante candados y restricciones
administrativas a la intervención y participación ciudadana.
No es casualidad que los temas
fundamentales de los derechos humanos de las mujeres como el derecho a decidir
en su maternidad y su sexualidad sean relativos a las libertades individuales
que deben estar por encima de las hipócritas posturas que asumen las y los
representantes ciudadanos electos mediante “procesos democrático” que, una vez
en el cargo, repreentan los intereses de sus partidos o los que a conveniencia
juzgan necesarios para tener una “opinión pública” favorable. Que en realidad
no es sino la postura de una masa desinformada y sin educación. La tiranía de
las masas a la que tanto temor le han tenido desde las posturas liberales.
Un ejemplo de esto es cómo la
ciudadanía ha sido convencida de que por su propio bien debe permitir y alentar
la tortura, debe aceptar los retenes “por su propio bien”, vetar o no dar
entrada a iniciativas de ley urgentes y que se ajustan a la realidad social de todas
las personas y que representan “actos de conciencia” en los que ni el Estado ni
el resto de la sociedad tendría que intervenir, pues a la inversa se convierte
exactamente en una tiranía injusta. De tal forma que una ley para permitir las
sociedades de convivencia o de Interrupción Legal del Embarazo, para nada
significa que se obligue a todas las personas, sino que garantiza el uso de su
derecho de libertad de conciencia para quienes deseen hacer uso de estas leyes.
Por eso la construcción de la
ciudadanía es tan importante, el pleno ejercicio ciudadano para las mujeres
representa conocer aspectos que muchas veces desconocemos como es el acceso a
la justicia, el derecho a las libertad, a la realización profesional y
fundamentalmente a la vida, aspecto que se está poniendo en riesgo en aquellas
entidades en donde las instituciones se niegan a admitir la necesidad de
aplicar las disposiciones que la misma Ley ya faculta en la Alerta de Género
para aplicar medidas emergentes frente a
los feminicidios. En respuesta la institución se niega, se resiste incluso a
sentencias, por su parte la ciudadanía da una respuesta efectiva y pronta como
lo ha demostrado en Chiapas, con la declaración de la Alerta de Género
Ciudadana que emitió un grupo de mujeres organizadas.
No es fácil, pero recuperar y
ejercer el poder ciudadano implica la conciencia, el conocimiento y el fortalecimiento
de las habilidades de sus actores y actoras, la profesionalización de las
organizaciones ciudadanas, pero sobre todo que el Estado Mexicano aprenda a
trabajar en los nuevos escenarios con una sociedad capaz del diálogo y la
negociación para incidir en la forma de hacer Gobierno.
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